EL JUEGO COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA
Autores como Silva (1995) refieren
que "las interacciones que favorecen el desarrollo incluyen la ayuda
activa, la participación guiada o la construcción de puentes de un adulto o
alguien con más experiencia. La persona más experimentada puede dar consejos o
pistas, hacer de modelo, hacer preguntas o enseñar estrategias, entre otras cosas, para que el
niño pueda hacer aquello, que de entrada no sabría hacer solo".
Al respecto, Silva, establece que
"para que la promoción del desarrollo de las acciones autorreguladas e
independientes del niño sea efectiva, es necesario que la ayuda que se ofrece
esté dentro de la zona "de desarrollo próximo", una zona psicológica
hipotética que representa la diferencia entre las cosas que el niño puede a
solas de las cosas para las cuales todavía necesita ayuda". Esto
probablemente puede ser diferente en función del sexo y
las características de la escuela.
Vygotsky (1991) destacó la
importancia del lenguaje en el desarrollo cognitivo, demostrando que si los
niños disponen de palabras y símbolos, los niños son capaces de construir
conceptos mucho más rápidamente. Creía que el pensamiento y el lenguaje convergían
en conceptos útiles que ayudan al pensamiento. Observó que el lenguaje era la
principal vía de transmisión de la cultura y el vehículo principal del
pensamiento y la autorregulación voluntaria.
La teoría de Vygotsky se
demuestra en aquellas aulas dónde se favorece la interacción social, dónde los
profesores hablan con los niños y utilizan el lenguaje para expresar aquello
que aprenden, dónde se anima a los niños para que se expresen oralmente y por
escrito y en aquellas clases dónde se favorece y se valora el diálogo entre los
miembros del grupo.
Es imprescindible acotar que
el aprendizaje incrementa la participación en las actividades estructuradas
como, por ejemplo, la enseñanza, que es un proceso de construcción social, que
la pedagogía, la didáctica y la metodología de las diferentes asignaturas están
interrelacionadas y no pueden separarse las unas de las otras, que aquello que
se aprende siempre tiene un significado personal y
que el aprendizaje es la producción basada en la investigación.
Es evidente entonces que los
educadores de hoy deben ser investigadores del entorno educativo y establecer
cuáles son las necesidades de los alumnos, a fin de planificar las actividades
educativas en pro de satisfacer esas necesidades y colaborar con el desarrollo
del individuo del futuro; ofreciéndole herramientas que promuevan su
aprendizaje, pero que también desarrolle sus capacidades de socialización, de
motricidad, en fin, de todo aquello que lo va a ayudar a convertirse en un ser
integral.
Todo lo citado anteriormente
demuestra que la escuela es el ámbito ideal para tener la oportunidad de jugar,
ya que el juego no es sólo un pasatiempo, y se debe aprovechar todo el
potencial de educar a través de lo lúdico. También es sano considerar que los
niños son verdaderos especialistas en juego y en modificar las conductas y actitudes por
este medio.
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